domingo, 28 de julio de 2013

Comercio con sabor tradicional en Mijas

Al igual que los roscos de Loja, la tarta de Santiago o la ensaimada de Mallorca, los ‘mijeñitos’ aspiran a convertirse en un reclamo turístico más de nuestra localidad. Un grupo de soñadores mijeños se ha propuesto lograr este ambicioso objetivo.

Y lo hacen elaborando un verdadero producto natural, sin conservantes ni colorantes, realizado con materias primas que compran a artesanos de la zona. “Nuestro principal reclamo son los ‘mijeños’ o ‘mijeñitos’, que son unas galletas de almendra, coco y piñones que vendemos en cajas, especialmente diseñadas para regalar, o en bolsitas de seis unidades, pensadas, sobre todo, como snack para tomar mientras se pasea por el pueblo”, asegura Juan Carrasco, uno de los socios de la empresa Productos Mijeños.

Este veterano y reconocido maestro pastelero, que ha sido profesor en la Escuela de Pastelería de Barcelona y ahora lo es en la de Málaga, es un perfeccionista que ha dedicado más de un año a conseguir la receta perfecta para brindar productos de alta calidad.
Otra delicia son las ‘Locuras de Mijas’, inspiradas en la ‘Loca Malagueña’, aunque imprimiéndole un sello gastronómico diferente a base de una masa de hojaldre rellena de crema pastelera recubierta de yema de huevo y azúcar.

“Hemos empezado nuestra andadura a principios del mes de junio y ofrecemos demostraciones en el local de cómo producimos los dulces, para que la gente vea que son totalmente naturales y artesanales”, aclara Ángel Herrera, el otro rostro de este comercio familiar.

Si Juan es el alma culinaria del proyecto, Ángel es un avezado empresario empeñado en que las pequeñas y medianas empresas triunfen en el municipio. “No es mi primer negocio y soy de la opinión de que hay que ser emprendedor para potenciar el lugar en que vivimos”, afirma Ángel, quien recuerda que han obtenido apoyo y asesoramiento del CADE de Mijas y del Ayuntamiento para impulsar el proyecto.

“La caja de ‘mijeñitos’ lleva una reseña histórica de Mijas, facilitada por Patrimonio Histórico, y fotos procedentes de la Oficina de Turismo”, continúa. “Tenemos muchas ideas en mente, como agasajar a los turistas en la plaza Virgen de la Peña, nada más bajarse del autobús, o que los hoteles tengan un paquete de degustación e incluso estamos sopesando la posibilidad de la venta ambulante con una persona que lleve un puestecillo por la calle”.
Aparte de la oferta pastelera, Productos Mijeños comercializa aceite y miel de la localidad, así como vino dulce de Málaga.



Comprometidos con los artesanos

“El objetivo es que todo el proyecto lleve la marca Mijas implícita”, reconoce Ángel Herrera. Productos Mijeños compra la miel a recolectores de la Sierra de Mijas y el aceite a la familia Ayala, propietaria de la última almazara de la Costa del Sol, que está en un cortijo de 1875 en Camino de Coín.

“Llevamos solo una campaña y hemos molido unos 100.000 kilos de aceitunas”, explican los hermanos José y Modesto Ayala. “Los vecinos que tienen una parcelita con olivos vienen con sus canastas a que les hagamos el aceite”, indica José, quien destaca que este proyecto es más un “sueño personal” de ambos que un negocio: “el beneficio no es grande y nos ha costado más restaurar la fábrica de este cortijo familiar que construir una nueva”.
En cuanto al vino, “vendemos uno dulce de la Bodega Quitapenas pero estamos pendientes de obtener la denominación de origen para ponerle Lagar Mijeño o Villa Tamixa y además estamos en negociaciones con una bodega local para ofrecer vino de mesa con uva de aquí”, matiza Ángel.

Aparte, están a la espera del permiso de la Junta para instalar un obrador en Mijas donde producir la masa de sus dulces, que se realiza ahora en Alhaurín

Optimismo en la Costa del Sol

La Costa del Sol inicia este fin de semana su punto álgido. Durará en torno a un mes y en estos treinta días el sector turístico se juega buena parte del año. Hay que conseguir los mayores ingresos posibles para amortiguar el duro y largo invierno. Ha llegado el momento de la verdad y los empresarios consultados por este diario pertenecientes a diversos sectores coinciden en un mismo aspecto: son optimistas.

En líneas generales, la sensación es que este verano va a ser mejor que el anterior. La costa ya está llena de gente y se espera que vengan aún miles de personas más. No obstante, el fantasma de la crisis siempre está ahí, sobre todo entre el turista español, que controla ahora los gastos mucho más que antes. Los turistas vienen a disfrutar de la playa, el sol, los chiringuitos, la oferta complementaria, pero no quieren descontrolar los euros porque la incertidumbre sigue marcando la hoja de ruta de este país.

Esa preocupación por el bolsillo se ve en todos los sectores. José Prieto, propietario de un establecimiento hotelero en Benalmádena y ex presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol, explica que "el mes de julio ha ido bastante bien, hay bastante demanda y la ocupación es alta, aunque se sigue vendiendo con ofertas". Este experto asegura que los precios de temporada alta se están ofertando a precios de temporada media, lo que supone un descenso de entre el 20 y el 30% "porque sigue habiendo exceso de oferta".

Este fenómeno no solo ocurre en la Costa del Sol. Prieto acaba de llegar de Croacia y señala que allí pasa lo mismo. "La gente se ha acostumbrado a las ofertas de última hora y es algo con lo que todos tenemos que aprender a convivir", dice, aunque puntualiza que "rozar el lleno no es malo aunque sea a precio de oferta".

Muchos turistas esperan a esa última hora, pero hay que tener cuidado porque no es tan fácil ni tan bueno lo que se ofrece. Sergio García, presidente de la Asociación Empresarial de Agencias de Viaje de Andalucía (Aedav), advierte de que "la última hora actúa de gancho y los chollos son para las fechas y lugares que se dicen, por lo que si se quiere coger cosas baratas hay que amoldarse a lo que hay". Tampoco conviene dormirse en los laureles porque si bien hay camas hoteleras libres, García señala que las plazas de avión se van agotando y que si se deja todo para el final los vuelos resultan bastante caros.

El presidente de las agencias de viaje andaluzas subraya que las expectativas para agosto "son bastante buenas" gracias, entre otras cosas, a ese "turismo prestado" que iba a viajar a Turquía, Túnez o Egipto y que vendrá a Málaga buscando un destino seguro, o al hecho de que el Ramadán concluirá el 8 de agosto y se espera que empiecen a llegar los árabes, sobre todo a Marbella. Británicos, alemanes y rusos se suman a ese cuarteto foráneo. El mercado nacional, según García, "está muy muerto y sí es de ultimísima hora".

Otro sector que está contento con el desarrollo de este verano es el del alquiler de coches. La presidenta de la patronal del sector en Málaga se llama Ana María García y afirma que "la verdad es que julio ha tardado en arrancar, pero las previsiones son buenas". Indica que el perfil del cliente ha cambiado y que éste busca ahora coches más pequeños y baratos y realiza estancias más cortas, por el ahorro. No obstante, el coche de alquiler se ha convertido casi en una necesidad para el turista porque en la costa no hay tren -solo entre Málaga y Fuengirola- y el vehículo es fundamental para ir a la playa, hacer las compras, conocer otros municipios o, en el caso del turista residencial, entrar en las urbanizaciones.

García no sabría precisar cuántos coches hay disponibles -son miles- aunque sí reconoce que la flota ha disminuido y es más antigua desde el inicio de la crisis por el cierre de empresas o la falta de financiación. Por eso tienen que intensificar ahora su esfuerzo. "La segunda quincena de julio y agosto es nuestro fuerte. Estamos trabajando a tope porque si no lo hiciéramos estaríamos tirados", comenta.

Los chiringuitos también están a rebosar. Hay 364 en la provincia y en verano emplean a unas 20.000 personas junto a los hamaqueros y las zonas de ocio náuticas. El presidente de la asociación local, Manuel Villafaina, afirma que "julio va a ser mejor que el año pasado" y lamenta que "aunque los chiringuitos están llenos, hay menos ingresos porque se piden menos raciones".